Leandro Iglesias de 39 años y con 15 de experiencia en UAI Urquiza, dejó todo y se vino a Rosario para convertirse en el director técnico de Newell’s desde julio de este año.
Con un récord exitoso en UAI Urquiza y una idea clara del juego, el entrenador se ha ganado rápidamente un lugar importante en el fútbol femenino. Hoy, el equipo rojinegro es uno de los más sólidos del campeonato y viene de vencer a Central en el clásico, con un gol de Daiana Falfán, una de las figuras mundialistas que llegó junto con el entrenador.
A continuación, conocemos más sobre la trayectoria y el proyecto del entrenador que está haciendo su camino dentro de la institución.
¿Cómo fue tu primer acercamiento con el mundo del fútbol?
«Desde muy chico me interesé en el fútbol. Mi mamá y mi papá me llevaban a una escuelita y empecé a jugar, aunque era muy malo al principio. Pero me gustaba mucho, así que insistí hasta mejorar. Tuve la suerte de formarme en el Club Parque, donde aprendí con grandes referentes como Ramón Madoni y la familia Batista. Después pasé por Vélez, Argentinos Juniors y Lanús, y terminé en Talleres de Remedios de Escalada. Pero a los 18 años dejé de jugar por una lesión en la rodilla y decidí estudiar Educación Física. Tras un tiempo alejado, volví con un proyecto en la UAI, y ahí me reencontré con mi verdadera pasión.»
¿Cuándo arrancaste en el fútbol femenino?
«Arranqué en 2019, un año antes de la pandemia. La UAI necesitaba armar las inferiores y me animé con la Sub-19, junto a Germán Portanova, que después fue técnico de la selección. Un día lo llamaron para dirigir la selección y me dijeron: ‘Bueno, ahora te toca a vos’. Y así, en julio de 2021, empecé con el plantel de Primera.»
¿Qué fue lo que te motivó a venir a Newell’s?
«Los que estaban cerca mío sabían que yo quería cambiar. Desde diciembre de 2023 quería cerrar el ciclo en el club donde trabajé durante 15 años, que es UAI Urquiza, al que le estoy muy agradecido. Pero quería un cambio. A mitad de año me ofrecieron varios clubes importantes del fútbol femenino, algunos del exterior también. Pero cuando la gente de Newell’s se acercó y me preguntó si estaba interesado, entendí que era una posibilidad que no podía dejar pasar. Yo me manejo mucho con la intuición, y mi cabeza decía que era Newell’s. Y acá estoy. Dejé las escuelas, tomé licencias, dejé mi vida para venir acá porque creo en Newell’s y creo que lo que vamos a hacer acá va a ser importante.»
¿Cómo fue tu adaptación al club y a la ciudad?
«La ciudad me sorprende día a día. Nos tratan muy bien. Vine con Luis, que fue mi ayudante en la UAI, y el recibimiento del club fue espectacular. Ariel Paolorossi nos facilitó un montón de cosas, y tanto en el club como en la ciudad nos han tratado de maravilla. Estoy muy contento de estar acá en Rosario.»
¿Con qué condiciones de trabajo te encontraste?
«El club hoy nos está dando todo lo que tiene a su alcance. Nos dieron dos canchas muy lindas en el predio nuevo. Yo pedí tener buenos campos porque necesitamos trabajar una idea: pasarnos bien la pelota, hacer triangulaciones. Todavía nos falta para llegar a eso, pero nos están dando las herramientas: las canchas, las pelotas, todo el material a disposición, incluso los arcos chiquitos que compartimos con la Primera de varones. Estamos muy agradecidos. Creo que por eso nos está yendo bien también, porque nos han ayudado todos. Desde el día 1 nos dieron todas las comodidades para trabajar, y eso se nota. Las chicas están felices, y cuando el grupo está contento y las cosas salen bien, los resultados se dan, es todo para arriba. Yo ya lo viví, es cuestión de tiempo, nada más.»
Contanos sobre las jugadoras que se sumaron al equipo.
«Son jugadoras de jerarquía. Daiana Falfán jugó el último Mundial, fue campeona del fútbol argentino, jugó Copa Libertadores y Copa América. Es una jugadora distinta y muy joven todavía. Marina Delgado, con pasado en el fútbol europeo, también la dirigí en UAI Urquiza; es un tractor por la banda, muy buena jugadora. Y Tota Vargas empezó en River, tuvo un paso por Europa, y es una jugadora diferente a la que todavía tenemos que potenciar. Con Tota todavía no vimos lo mejor que puede dar. Yo quería que venga acá porque creo que la podemos ayudar a ser mejor futbolista.»
¿Qué importancia le das a las inferiores?
«A mí me gusta ver las inferiores. Tuvimos el debut de Chiara Bidondo desde que llegamos y queremos ver si, antes de que termine el campeonato, alguna jugadora más está lista para sumar minutos en Primera. Creo que el trabajo que se está haciendo acá en inferiores es bueno. No nos tenemos que olvidar que hace dos años esta disciplina estaba en la Primera C. Van ocho meses en la A, y es la primera vez que esas inferiores compiten en la máxima categoría. Es todo nuevo. Si apuramos los procesos, vamos a cometer errores, y esa no es la idea. Hay potencial, y el trabajo que veo me gusta, creo que tenemos futuro. Yo siempre voy a estar mirando para abajo, hacia las inferiores, siempre. En UAI me caractericé por hacer debutar no menos de 20 jugadoras en Primera, y por formar chicas que, con 20 años, ya estaban jugando en el exterior. Porque creo en terminar de formar al jugador joven, y más en este club, donde el sentido de pertenencia se lleva en la sangre.»
¿Qué balance hacés de estos primeros meses en el club?
«El balance es muy bueno. Encontramos un grupo con otra forma de trabajar, ni mejor ni peor, pero diferente. Sabíamos que teníamos que darle más ritmo y lo entendieron desde el primer día. El equipo mejoró individual y colectivamente. Nos falta ajustar cosas, pero estamos sólidos y seguimos buscando crecer.»
¿Cómo fue la preparación para el clásico?
«El partido con Central intentamos no generarle ansiedad a las jugadoras. Ya de por sí, jugar el clásico es diferente. Te puedo asegurar que fue la semana que menos trabajamos. No digo que fue una semana de vacaciones ni mucho menos, pero laburamos mucho la cabeza. Tenían que estar tranquilas, sabiendo que era un partido importante, pero que estábamos preparados para ganarlo, sin dudas. Y que, si se ponía difícil, iba a durar 90 y pico de minutos, que teníamos tiempo. Sabíamos que en la jerarquía individual, si en lo colectivo no estábamos bien, alguna chance íbamos a tener. Todo eso lo hablamos toda la semana. El día anterior laburamos la pelota parada porque creíamos que lo íbamos a abrir así. Estábamos convencidos. Tenemos buenas ejecutantes y buenas cabeceadoras, y notábamos que el rival ahí tenía falencias. Así que lo pudimos abrir por esa vía, y después fueron duelos individuales en toda la cancha. Fue muy duro, pero nos quedamos con los 3 puntos.»
¿Cuánto influye el trabajo en pelota parada?
«Cuando vinimos acá, hicimos mucho hincapié en la pelota parada. Yo me desesperaba por tener a Tota Vargas en este plantel, porque sabía lo que nos iba a dar. Lo curioso fue que, cuando le dije: ‘Mirá que vas a patear todo’, ella me respondió: ‘No, hay otras que patean mejor’. Y le dije: ‘No, vos tenés que patear, vos pateás demasiado bien’. Había que convencerla, llenarla de confianza. Y cuando no fue Tota, fue Colombia, y si no, Juana, como el otro día. Eso es trabajo. Después tenés jugadoras como Daiana, Marina y la Tata. Tata, cuando cruza la mitad de cancha en una pelota parada, es medio gol tuyo. Tiene muy buena lectura de dónde va a caer la pelota. Tenés a Lema también, tenés mucho gol. Tenemos más goles de pelota parada que de jugada, y eso es algo que tenemos que mejorar.»
¿Qué expectativas tenés para lo que viene?
«Yo estoy mirando mañana, pensando en el entrenamiento. En lo personal disfruto mucho el día a día, aunque a veces no parezca porque estoy a los gritos (risas). Buscamos llevar a Newell’s lo más alto posible en este campeonato. ¿Hasta dónde? No sé, pero lo más alto. Cada partido es una final, y así lo hemos jugado todo hasta ahora, al 100%. Después, los resultados dirán. La campaña está siendo buena en cuanto a los números, y verse arriba en la tabla está bueno. Hay muy buenos resultados. Sé que lo que estamos haciendo está muy bien. Si los resultados se dan, el jugador toma confianza más rápido. Y si no, igual te cree, pero hay que tener paciencia. Eso es lo que más cuesta en el fútbol: tener paciencia.»
Con Leandro Iglesias al mando, Newell’s ha dado un salto de calidad. El equipo no solo compite, sino que lleva adelante una idea clara de juego. Con un plantel reforzado y una apuesta al trabajo formativo dentro de un proyecto integral del club, Iglesias busca dejar una huella, convencido de que este es solo el comienzo de algo grande.